jueves, 15 de marzo de 2012

幸福

SEGÚN LA DEFINICIÓN DE LA RAE:
sonreír.
(Del lat. subridēre).
1. intr. Reírse un poco o levemente, y sin ruido. U. t. c. prnl.
2. intr. Dicho de una cosa: Ofrecer un aspecto alegre o gozoso.
3. intr. Dicho de un asunto, de un suceso, de una esperanza, etc.: Mostrarse favorable o halagüeño para alguien.
felicidad.
(Del lat. felicĭtas, -ātis).
1. f. Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien.
2. f. Satisfacción, gusto, contento.
3. f. Suerte feliz.

Antes de llegar a este país creí saber que es la felicidad y qué puede esconderse tras una sonrisa; lo que sucede es que, en ocasiones, cuando uno ve mundo, se da cuenta de que es un ignorante en muchos aspectos. Me explico…Siempre ligamos el concepto felicidad al de salud, dinero y amor (generalizando, claro).

“Tres cosas hay en la vida:
Salud, dinero y amor.
El que tenga esas tres cosas,
que le dé gracias a Dios.
Pues, con ellas uno vive
libre de preocupación,
Por eso quiero que aprendan
El refrán de esta canción.”.

¿Eso dice la canción no? Ahora bien, yo os digo: teniendo en cuenta esta “regla”, ¿la carencia de todas ellas significaría la infelicidad en términos absolutos? Mi respuesta hace un año hubiese sido posiblemente afirmativa y mi razonamiento el siguiente: si no contamos con el afecto de los demás, ni nos sentimos queridos (familia, amigos, pareja…), se da un vacío sentimental y podemos sentirnos incompletos; si no tenemos dinero, no podemos apenas subsistir, y mucho menos en una sociedad de consumo como la nuestra; y si no tenemos salud, no podemos llevar a cabo la vida placentera que tenemos.
Ahora, después de casi 8 meses en China, mi respuesta es NO. Os preguntaréis ¿por qué? Ni yo misma sé muy bien la razón. A lo largo de este viaje he conocido a varias personas (chinos todos) que, o bien carecían de alguna/s de las tres cosas o de todas. En concreto, os contaré la historia de un señor mayor que conocí en una de mis visitas a la Muralla China ( mi tercera visita).
Hace un mes, fui con Abel y Selena a la muralla, concretamente al tramo de Jinshanling. Este tramo está algo más alejado de Simatai y para mi tiene mucho encanto pues, a pesar de que en su mayor parte no está restaurado, permanece abierto al público en su totalidad; de modo que se trata uno de los tramos más auténticos puesto que el suelo que pisamos es de gran solera.
Bien, a lo largo de la Muralla, el turista suele encontrar varios vendedores ambulantes (de comida, postales, llaveros, agua…), en este tramo los encontramos casi todos en la zona restaurada; sin embargo, al avanzar hacia el punto más alto del tramo (y sin reconstruir) nos percatamos de la presencia de un anciano.
Al principio no le prestamos mucha atención puesto que, al igual que el resto, vendía bebidas. No obstante, al observarle me di cuenta de que sus zapatos estaban rotos, sus manos ásperas y secas, la piel extremadamente morena (para un oriental)…
Pensé por un momento "pobre hombre, qué mal aspecto, debe ser pobre…"
Y, ¿sabéis qué? Es la persona más rica que conozco.
Al ver que le miraba de reojo, me sonrió y me dijo que si quería hacerme una foto con él. Estuvimos hablando los cuatro unos 15 minutos, 15 eternos minutos en los que nos contó su historia, eso sí, con una sonrisa de oreja a oreja.
Llamémosle “Song” (no recuerdo su nombre): Song rondará los 80 años, su mujer murió hace algunos, dejándole solo. Ninguno de sus cuatro hijos quiere hacerse cargo de él. El Gobierno chino le pasa una pensión mensual de 5 euros aproximadamente, con los que debe sobrevivir.
Vive en una chabola junto a este tramo de la Muralla, al que sube cada día (aunque cojea un poco y se mueve despacio) para vender alguna botella de agua y cerveza (cosas que compra con su pensión), solo unos céntimos más cara, lo justo para sacar algo de beneficio y estirar la pensión.
A pesar de todo esto (viudo, hijos que no le quieren, pobre, mayor, con dificultades para caminar…), es lo suficientemente valiente para sonreír y ser feliz.
¿Y la sonrisa? La sonrisa se asocia a la felicidad, aunque a nuestros ojos este hombre debería ser muy infeliz y quizá reflejar ese sentimiento de tristeza en su rostro, sonríe; sonríe porque se siente feliz. 
Realmente admiro a estas personas. Envidio su riqueza, su apego a la vida, su fuerza y tesón.

 Envidio la valentía de su sonrisa.


 


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